Tras el nickname ‘Yoñlu’ se escondía Vinicius Gageiro
Marques, un joven brasileño, de familia pudiente. Le gustaba la literatura y la
música. Se podría decir que era un chico sensible. Se había montado una especie
de ‘home estudio’ donde grababa sus canciones. Algunas de estas las colgaba en
internet, lugar donde pasaba la mayor parte de su tiempo. Como dije antes, era
un chico sensible. Demasiado para los tiempos que corren, donde la sensibilidad
masculina no es algo que esté al día, por eso huía del mundo real y se
refugiaba en internet. Con 16 años, harto de no encontrar un lugar en el mundo,
decidió encerrarse en el baño, poner música, y dejar que la vida se esfumara
tras ingerir monóxido de carbono. También había dejado una nota despidiéndose
de sus padres, y hablándoles de la parte de su vida que no conocían: sus
canciones. Les dijo que las escucharan cuando estuvieran tristes, que les
animarían, y también les dijo la dirección web donde las colgaba. Tras su
muerte, la policía revisó su ordenador, encontrando gran cantidad de temas que
tenía guardados en el disco duro.
Dos años después de su muerte, David Byrne, mediante su
sello Luaka Bop, edita ‘A Society in Which No Tear Is Shed Is Inconceivably
Mediocre’, un álbum con 14 de esas canciones que aparecieron en su disco duro.
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