Robert Johnson nació en Mississippi en
Mayo de 1911. Fruto de una relación extramatrimonial de su madre, tardó unos
años en adoptar el apellido Johnson de su verdadero padre. Fue al colegio pero
nunca le gustó demasiado. Sus pasiones eran la música, el alcohol, y las mujeres.
Con 17 años se casó con Virginia Travis, la cual falleció poco después dando a
luz a su hijo, el cual tampoco sobrevivió. Poco después volvió a casarse.
Esto es, más o menos, lo que se sabe a
cerca de la vida de Robert Johnson. Solo existen dos fotos suyas. Algunos
hablan de tres. Tampoco se sabe donde reposan sus restos, pues hay tres lápidas
con su nombre en diferentes ciudades (Morgan City, Quito y Greenwood), aunque
al parecer, no se encuentra bajo ninguna de ellas.
A partir del fallecimiento de Virginia,
empezó a viajar tocando la guitarra. Conoció a los músicos Willie Brown y Son
House. Ambos, al igual que cualquiera que le escuchaba, le decían que no sabía
tocar, pero esto no le detuvo. Un día, decidió salir a buscar a su padre.
Durante una temporada, nadie supo nada de él, pero cuando volvió, tocaba la
guitarra como nadie antes lo había hecho. La gente empezó a decir que había
vendido su alma al diablo para tocar así. Supuestamente esto ocurrió en un
cruce de caminos, concretamente entre las carreteras 49 y 61, en Mississippi.
Robert acudió allí con su guitarra poco antes de medianoche, y se puso a tocar.
Un gran hombre negro (Papa Legba, según la mitología) apareció, tomó la
guitarra, y la afinó, a cambio de su alma. Así fue como Johnson consiguió tocar
de esa forma. Esta leyenda se expandió rápidamente por la zona. Robert jamás
afirmó o negó nada de esto, pero algunas de sus canciones como ‘Me and the
devil blues’ o ‘Crossroad’ sirvieron para avivar el mito.
Respecto a su muerte también hay varias teorías,
aunque parece que la más acertada es la que dice que una noche le dieron una
botella de whiskey abierta en un bar. Cuando estaba a punto de bebérsela, Sonny
Boy Williamson le dio un manotazo tirándola al suelo, diciéndole que nunca bebiese
de una botella abierta. Johnson le reprochó lo que acababa de hacer, diciéndole
que nunca le quitara una botella de whiskey de la mano. Al poco, otra botella
apareció, y esta vez Robert bebió sin impedimentos. Tras ello, empezó a tocar.
Tuvo que abandonar la actuación a la mitad. La botella estaba envenenada.
Posiblemente lo había hecho el dueño del local después de que Robert se
interesara por su mujer. Estuvo tres días delirando, sin que ningún médico le
atendiese. Los blancos, porque era negro. Y los negros, por misticismo
relacionado con el Hoodoo. Era un hombre que había pactado con el diablo, y podía
resultar muy peligroso. Robert falleció tras pasarse sus últimas horas de vida
a cuatro patas y aullando como un lobo, siendo uno de los primeros en entrar en
el club de los 27. Durante su vida realizó dos sesiones de grabación, en las
cuales grabó 29 canciones (Algunos afirman que fueron 30, y buscan la canción
perdida, como en la película ‘Crossroads’, 1986). Cuando grabó, lo hizo cara a
la pared, al igual que solía hacer en directo. En teoría era para aprovechar la
acústica del estudio, o para que no descubrieran su forma de tocar, aunque
muchos dicen que era para que no vieran los ojos poseídos que ponía cada vez
que tocaba. Hasta aquí la leyenda.
No se sabe nade a cerca de qué ocurrió
en aquel tiempo en que estuvo desaparecido, pero hay varias hipótesis a cerca
de ello que pueden ser lo que más se acerque a la realidad. La que tiene más
posibilidades es la que habla de Ike Zinnerman, aunque este bluesman también
tiene su propia leyenda, pues se dice que aprendió a tocar la guitarra bajo la
luz de la luna, sentado en las tumbas de un cementerio. Ike era un granjero
nacido en Alabama en 1907. Trabajó construyendo carreteras en Mississippi, y
durante este tiempo, también enseñó a varias personas a tocar la guitarra. De
vez en cuando volvía a Alabama a ver a su familia, y en uno de estos viajes
conoció a Robert Johnson. No se sabe si Ike ofreció a Robert ir a su casa por
no tener donde dormir, o si se escucharon tocar y surgió la posibilidad de que este
le enseñara, pero el caso es que Robert fue a su casa, y allí aprendió todo lo
que Ike sabía. También aprendió a tocar la harmónica. Cuando ya le había
enseñado todo, volvieron a la carretera. Dieron algunos conciertos juntos, y
después Robert se fue a Mississippi. Ike se fue a Los Ángeles a ver a su
hermano y más tarde se convirtió en pastor religioso en California, aunque
nunca dejó la guitarra. Murió a los 67 años sin saber todo lo que había
conseguido Robert, pues la gran fama la consiguió bastantes años después de su
muerte. Ike nunca grabó nada, aunque su forma de tocar consistía en hacer líneas
de bajo con las cuerdas más graves de la guitarra, e imitar algo parecido a la
voz con las agudas, al igual que tocaba Robert.
Guitarristas como Eric Clapton o Keith
Richards reconocer tener gran influencia de Robert. Como anécdota, el Stone preguntó
‘¿Quién toca la otra guitarra?’ al escuchar su música por primera vez, debido a
su peculiar forma de tocar.
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