Con 71 años a la espalda y una vitalidad de unos 20, Keith
Richards se regala un disco en solitario tras 23 años (Main Offender – 1992). Y
es que el legendario guitarrista de los Stones no sabe estar parado. Es
incapaz. Si los Stones quieren tomarse un tiempo para descansar, él se mete en
el estudio, y hace lo que más le gusta: tocar la guitarra.
No hay más que ver la portada para verle rebosante de
felicidad, con las mismas ganas de tocar que cuando empezó, y eso que ya
pasaron años (fijaos en sus artríticos dedos). Por si esto fuera poco, también grabó un
documental llamado ‘Under the influence’.
El disco comienza con el tema que da nombre al disco. En él,
Keith se desnuda de todo, quedándose únicamente con su acústica, al estilo de
los viejos bluesman americanos de los años 30. A continuación aparece ‘Heartstopper’,
un tema que podría estar en algún disco de los Stones. Más tarde nos
encontramos con ‘Robbed Blind’, una canción de piano, acústica y pedal steel.
Sigue ‘Trouble’, el single del disco, con un sonido también muy de los Stones. Luego, la meláncolica ‘Suspicious’. ‘Blues
in the morning’, un rock&roll típico de los años 50. Más tarde, ‘Illusion’,
escrita y cantada a medias con Norah Jones. Y como penúltima canción, la
potente ‘Lover’s Plea’.
Entre medias cuenta con dos versiones: la primera, ‘Love
overdue’, un reggae de Gregory Isaacs; y la segunda, ‘Goodnight Irene’,
tradicional canción americana, grabada por primera vez en los años 30 por
Leadbelly.
Muchos lo tachan como disco mediocre, dicen que siempre hace
lo mismo. Es Keith Richards, todo lo toca bien, blues, rock, reggae,… A mi me
parece un buen disco de esta leyenda viva. Además, ya volvió a meter a los
Stones en estudio para grabar un disco de blues que no pinta nada mal.
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